domingo, 25 de noviembre de 2012

LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS Y COMERCIALES DE LA NUEVA ESPAÑA


Educación


Los grandes cambios y movimientos culturales en la Europa del siglo XVI -como el renacimiento italiano, el humanismo español y la contrarreforma católica- influyeron de manera notable en la educación y la cultura de Nueva España.
Los nobles indígenas aprendieron latín y español y pudieron preparar un herbario que asombró a los médicos del Viejo Mundo y auxiliaron a fray Bernardino de Sahagún en su Historia general de las cosas de Nueva España. Por desgracia, este colegio fue combatido y terminó perdiendo sus ambiciones para transformarse en una institución menor.

El afán educativo no sólo corrió por cuenta de los frailes, pues las autoridades virreinales -ante el problema social que presentaba la gente de color- también crearon instituciones educativas, tal es el caso del virrey Antonio de Mendoza, quien fundó el Colegio de Letrán para acoger a los mestizos semiabandonados de la capital novohispana y los pueblos cercanos.





Real Academia de Universidad de México





En septiembre de 1551 se fundó , la cual, gracias a una bula expedida por el papa Clemente VIII en 1597, se convirtió en Universidad Pontificia. El establecimiento de la universidad obedeció a una insistente solicitud de los criollos, que demandaban una educación superior sin tener que enviar a sus hijos a España para cursarla.

En la universidad, los estudiantes podían elegir entre distintas carreras: teología, derecho, filosofía y medicina. Los grados otorgados por esta institución eran los de bachiller, licenciado, maestro o doctor. La enseñanza en la universidad no necesariamente era acorde con los cambios que ocurrían en el mundo del pensamiento: en la medida en que se trataba de un establecimiento religioso, su interés no estuvo en la revolución copernicana, en los descubrimientos de Galileo o en las propuestas de la Ilustración; al contrario, era dogmática, aunque algunos de sus miembros -como Carlos de Sigüenza y Góngora- participaron en algunas polémicas científicas defendiendo tesis mucho más modernas que las de sus oponentes europeos, como ocurrió en el enfrentamiento que Sigüenza tuvo con Eusebio Francisco Kino acerca del efecto que provocaban los cometas en la vida de los hombres, una lucha que dio como resultado una de las obras científicas más interesantes de Nueva España: la Libra astronómica y filosófica.


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